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Las micotoxinas son metabolitos secundarios producidos por hongos que crecen en los insumos durante las diferentes etapas de su producción: antes o después de la cosecha, durante el transporte o almacenamiento. Las especies de hongos productores de micotoxinas pertenecen sobretodo a los géneros Aspergillus, Penicillium y Fusarium.
Las micotoxinas son tóxicas para los animales y los seres humanos, además de causar enormes pérdidas económicas en las fábricas de alimentos. Se sabe que las micotoxinas son cancerígenas (aflatoxina B1, ocratoxina A, fumonisina B1), estrogénicas (zearalenona), neurotóxicas (fumonisina B1), nefrotóxicas (ocratoxina), irritantes (tricotecenos) o inmunosupresoras (aflatoxinas B1, ocratoxina A y toxina T-2).
Las consecuencias más conocidas de la contaminación por micotoxinas son los efectos clínicos (signos visibles de enfermedad), aunque los efectos subclínicos (pérdidas de productividad y empeoramiento del estado sanitario) tienen más relevancia económica.
Los pollos de engorde son menos susceptibles debido a su corto ciclo de vida. Las lesiones digestivas y el fracaso de los programas sin antibióticos son los consecuencias más comunes.
En ponedoras y reproductoras, las micotoxinas reducen la producción en 0.08 huevos / gallina / semana, de promedio, y aumentan el porcentaje de huevos con defectos (cáscaras frágiles, yemas pálidas, etc.)
Los patos, gansos y pavos son más sensibles a las micotoxinas que los pollos. Los signos más comunes son: bajo peso vivo, aumento de la mortalidad y lesiones orales.
En los conejos, las micotoxinas alteran el ciclo reproductivo, reducen la ingesta de alimento, hacen que los animales sean propensos a infecciones digestivas y aumentan la mortalidad.
Los cerdos son extremadamente sensibles a las micotoxinas. Las alteraciones digestivas, respiratorias e inmunológicas, las alteraciones del ciclo reproductivo, las pérdidas de productividad y el fracaso de los programas sin antibióticos son las consecuencias más comunes de la micotoxicosis.
Los rumiantes son menos sensibles a las micotoxinas porque los microorganismos presentes en el rumen son capaces de metabolizarlas y desactivarlas total o parcialmente.
En acuicultura a menudo se pasa por alto el riesgo de contaminación por micotoxinas, pero los camarones y los peces son bastante sensibles a las micotoxinas y un elevado porcentaje de alimentos estan contaminados.
La reducción del valor nutricional de los insumos y del aprovechamiento de los alimentos es una consecuencia menos conocida de la contaminación por hongos y micotoxinas, pero muy importante para el éxito económico de la explotación:
• Pérdida de nutrientes por crecimiento de moho en alimentos completos o materias primas
• Reducción de la actividad enzimática digestiva
• Toxicidad en las superficies del sistema digestivo, que limita la absorción de nutrientes
• Bloqueo del transporte de nutrientes desde la luz intestinal al torrente sanguíneo
• Interferencia de las micotoxinas con el metabolismo de nutrientes y medicamentos
• Desequilibrio de la flora intestinal
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