La fiebre, también llamada pirexia, se define como una temperatura corporal anormalmente alta y es característica de muchas enfermedades causadas por infecciones o daños tisulares. Forma parte de la reacción conocida como “respuesta de fase aguda”, que incluye una cascada de procesos inmunológicos, endocrinológicos y neurológicos.

Hasta hace poco tiempo, en medicina humana, la fiebre se consideraba dañina y se creía necesario reducirla inmediatamente mediante la administración de antipiréticos. Hoy en día se ha demostrado que, en la mayoría de los casos, la fiebre es beneficiosa, ya que potencia la actividad de las células y los factores inmunitarios, al mismo tiempo que dificulta la replicación de patógenos.

Estudios recientes indican que existe una relación directa entre la fiebre y el estrés oxidativo: en ratas febriles, aumentan los productos de la peroxidación lipídica en plasma, hígado, cerebro y corazón, mientras que se incrementa la producción de radicales libres en cerebro, hígado y tejidos adiposos.

El glutatión, un péptido soluble en agua, es el principal antioxidante intracelular. Juega un papel clave en la defensa contra el estrés oxidativo, mientras que también es esencial para algunas funciones relacionadas con el sistema inmune, tanto innato como adaptativo. Un creciente cuerpo de evidencia científica demuestra que el glutatión está relacionado con la aparición de fiebre: tanto niveles muy bajos como altos de glutatión pueden reducirla.

La administración de antipiréticos baja la fiebre, pero no puede combatir el daño metabólico relacionado con el estrés oxidativo. Por el contrario, la administración de antioxidantes naturales no elimina la fiebre, lo que como hemos explicado anteriormente es beneficioso en la mayoría de los casos, pero contrarresta el estrés oxidativo. Los antioxidantes naturales también tienen efectos inmunoestimulantes y antiinflamatorios, por lo que el uso de estos compuestos refuerza el sistema inmunitario durante las enfermedades infecciosas, previene la propagación de patógenos, evita que la enfermedad se agrave y suprime la inflamación en los tejidos afectados.