EN OTROS IDIOMAS
Las micotoxinas son metabolitos secundarios tóxicos producidos por mohos que pertenecen principalmente a los géneros Aspergillus, Penicillium y Fusarium.
Aunque las consecuencias más conocidas de las micotoxinas son sus efectos clínicos (micotoxicosis) y subclínicas (pérdidas de productividad), la reducción del valor de las materias primas y del alimento completo es un efecto menos conocido pero de gran importancia. Se ha cuantificado en pérdidas de casi mil millones de dólares por año en USA (Schmale et al, 2014).
Se calcula que, dependiendo de los ingredientes y la especie de destino, las micotoxinas pueden reducir hasta un 13% del valor nutricional del alimento completo (Han et al, 2008).
Las enzimas digestivas son esenciales para el aprovechamiento del alimento.
Incluso en concentraciones bajas, las micotoxinas interfieren en la secreción de bilis y enzimas digestivas.
La biodisponibilidad de cada una de las micotoxinas es diferente y depende de su estructura química y de la especie afectada. En general, el 80% de las micotoxinas se absorben en la parte superior del sistema digestivo (estómago / buche y molleja, duodeno y parte proximal del yeyuno).
Los rumiantes constituyen una excepción ya que algunas micotoxinas son desactivadas por la población microbiana del rumen (Díaz, 2005).
Muchas micotoxinas presentan circulación enterohepática, lo que significa que, después de que las micotoxinas sean absorbidas desde el sistema digestivo al torrente sanguíneo, van al hígado y luego pasan a la bilis, volviendo al sistema digestivo al ingresar al intestino delgado.
Las micotoxinas que no se absorben, junto con las que han regresado al sistema digestivo a través del ciclo enterohepático, permanecen en el lumen y son altamente tóxicas para el epitelio del sistema digestivo, dónde producen erosiones.
Por las razones que acabamos de exponer, el tracto gastrointestinal es el primer y principal sistema afectado por la toxicidad de las micotoxinas.
Los tricotecenos (principalmente toxina T-2, toxina H-T-2, DAS y DON) son las micotoxinas más cáusticas para las superficies intestinales, seguidas de la moniliformina y las fumonisinas (Murugesan, 2013).
Los tricotecenos son citotóxicos, interfieren con la síntesis de proteínas y también son capaces de detener la proliferación celular, causando erosiones en la boca, el esófago, la molleja / estómago e intestinos. En el intestino delgado, la toxina T-2 puede producir necrosis de las vellosidades, reduciendo la absorción de nutrientes.
La toxicidad de las fumonisinas y la moniliformina es importante en el epitelio de la boca, ya que son capaces de disolver el protoplasma de las células de la mucosa bucal.
Como efecto secundario de dicho efecto cáustico, las micotoxinas (DON, toxina T-2 y zearalenona, principalmente) aumentan la permeabilidad de los enterocitos y reducen la secreción de moco que cubre el aparato digestivo, afectando la función barrera del intestino. (Obremski et al, 2008; (Montagne et al., 2004). En estas condiciones, resulta más fácil para las sustancias tóxicas y los microorganismos patógenos entrar al torrente sanguíneo e inducir intoxicaciones o infecciones generales.
Por otro lado, la presencia de micotoxinas de Fusarium (tricotecenos, zearalenona y fumonisinas) hace que los animales sean más susceptibles a coccidios, E.coli y Salmonella sp. (Vandenbroucke et al, 2011; Oswald et al, 2003; Girgis et al, 2010).
Las micotoxinas afectan la absorción de nutrientes en el intestino al bloquear el transporte de sustancias desde la luz intestinal al torrente sanguíneo:
Las micotoxinas alteran el metabolismo de varios nutrientes y fármacos una vez que ya han sido absorbidos al torrente sanguíneo:
En monogástricos, el efecto de las micotoxinas en la microbiota intestinal aún no se ha estudiado en profundidad, pero, como las micotoxinas tienen actividad antibacteriana, presumiblemente pueden causar desequilibrios en las poblaciones microbianas intestinales.
De hecho, se ha observado que DON aumenta el recuento de bacterias aerobias (Wache et al, 2009) y que promueve el crecimiento de un grupo de especies relacionadas con la inflamación intestinal crónica (Saint-Cyr et al, 2013).
Por el contrario, algunas cepas bacterianas intestinales estimulan el metabolismo, la captación o la desactivación de micotoxinas, como algunas especies que producen ácido láctico.
El sistema digestivo es dónde ocurren los principales efectos tóxicos de las micotoxinas que, mediante seis posibles mecanismos de acción diferentes, disminuyen el aprovechamiento del alimento y causan enormes pérdidas económicas.
Esto ocurre incluso en concentraciones inferiores a los límites establecidos por las autoridades sanitarias.
PlusBind© es una mezcla de silicatos cuidadosamente seleccionados destinado a la prevención de enfermedades y pérdidas de productividad relacionadas con la presencia de todo tipo de micotoxinas. Está indicado en aves de corral, cerdos, acuicultura y rumiantes.
Los silicatos presentes en PlusBind© tienen una estructura molecular altamente expansible en medio acuoso. Esta característica confiere al producto una elevada superficie disponible para la adsorción de micotoxinas y por lo tanto permite una alta efectividad una dosis más baja (0.5-1 kg por tonelada de alimento).
PlusBind Bio© es un secuestrante de micotoxinas premium destinado a avicultura, porcino y acuicultura. Contiene dos tipos de ingredientes:
Ciertas declaraciones sobre las propiedades saludables de nuestros productos pueden no ser aplicables en su país.